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Asociación Vallisoletana de Afectad@s por las Antenas de Telecomunicaciones - AVAATE

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Diario de Arousa, 10/6/07

"Estas antenas cómennos vivos. É un inferno e teñen que buscarlle solución xa, porque cada día coñécese un caso novo. Está claro que aquí ten que haber algo, porque isto é unha epidemia e, ou toman medidas, ou imos acabar todos no cemiterio", reflexiona. La propia María sufre también síntomas extraños. Además de padecer de tiroides, cuando está en su casa tiene la tensión muy alta. Cuando se marcha de la zona "pásame sin tomar nada".

Domingo 10 de junio de 2007 · 1739 lecturas

Diario de Arousa, 10/6/07

"Estas antenas cómennos vivos. É un inferno"

María reside en la Rúa Seis de Morańa, en pleno centro de Santa Lucía. Su vida transcurría de forma normal hasta que en agosto del pasado ańo su marido, José, comenzó a sufrir desorientaciones. "Un día díxome: non sei onde me atopo", por lo que comenzaron su periplo por varias consultas médicas para intentar conocer la causa. Recurrieron tanto a la sanidad pública como a la privada "e dicíannos que non tińa nada, que era unha pequena epilepsia". Pero los síntomas se repetían cada vez más, hasta que en noviembre de 2006 en una resonancia magnética lograron descubrir el mal: un tumor cerebral. "É cousa de días, semanas ou meses", fueron las palabras que les dijo el médico y que desde entonces permanecen grabadas en la mente de María, que vive en un mar de lágrimas.

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Su marido, que tiene 66 ańos, actualmente apenas ve ni habla, y no puede caminar. Su tumor mide 5,5 centímetros y además sufre una importante infección en el cerebro. "Esto é unha agonía", dice la morańesa, que no pierde la esperanza y ha recurrido incluso a la medicina natural practicada por un facultativo japonés para tratar de poner remedio a este "inferno" por el que está pasando su familia. Además, en unos días su hijo viajará a Londres para entrevistarse con un médico experto en este tipo de enfermedades y emplazarlo a que analice el caso de José. María se lamenta: "Non deu tempo a nada. En cuestión de meses pasei de ver ó meu home cheo de vida a velo case acabado".

Sospechan que el motivo de esta "desgracia" puede estar en las antenas de telefonía móvil que rodean su casa. Al asomarse a su ventana se percibe, a escasos metros, la primera de estas infraestructuras colocada en el tejado de un bar cercano. Al girar la vista hacia la izquierda aparece la segunda antena, en el medio de los árboles y del bosque. "Estas antenas cómennos vivos. Isto é un inferno e teńen que buscarlle solución xa, porque cada día cońécese un caso novo. Está claro que aquí ten que haber algo, porque isto é unha epidemia e, ou toman medidas, ou imos acabar todos no cemiterio", reflexiona. La propia María sufre también síntomas extrańos. Además de padecer de tiroides, cuando está en su casa tiene la tensión muy alta. Cuando se marcha de la zona "pásame sin tomar nada".

En Santa Lucía y en otras zonas de Morańa que están próximas a las antenas los casos de cáncer y de enfermedades graves se han incrementado notablemente en la última década, desde que se colocaron las estructuras de telefonía móvil. Son tres las que hay en la villa: una en las inmediaciones del colegio, otra en el polígono de Afieiras y la tercera en pleno casco urbano. Además en la calle Doutor Batallán despierta recelos un viejo transformador de Unión Fenosa. Los morańeses conviven a diario con casos de cáncer de mama, de pulmón, de estómago, tumores cerebrales, lupus, abortos repetitivos, dolores de cabeza y migrańas... y los casos aumentan cada día. Cualquier vecino conoce un caso de un fallecido o un enfermo, que superan el medio centenar. Están asustados y exigen de las administraciones una respuesta por ello Beatriz Diz Diz decidió actuar y presentó en la Consellería de Sanidade un escrito, avalado por 61 firmas, en el que pide que se realice un estudio epidemiológico de la población residencial expuesta de forma continuada a las ondas electromagnéticas que emiten las antenas. A través de Ecologistas en Acción consiguió que se realizasen mediciones, que en algunas zonas arrojaron un resultado de radiación de 13,8. Esta vecina asegura estar dispuesta a llegar hasta los juzgados para logar que las antenas sean retiradas y "poidamos vivir tranquilos".