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Comentario al artí­culo sobre Electrohipersensibilidad y 5G de Mª Victoria S. Nadal publicado el 23 de marzo de 2020 en Retina (El Paí­s). Asunción Laso.

Viernes 17 de abril de 2020 · 4474 lecturas



Comentario al artículo sobre Electrohipersensibilidad y 5G de Mª Victoria S. Nadal publicado el 23 de marzo de 2020 en Retina (El Paí)

https://retina.elpais.com/retina/2020/03/23/tendencias/1584991145_547525.html

Asunción Laso

Sra S. Nadal, me ha sorprendido mucho el contenido de su artículo publicado en Retina (abril) sobre la asertividad, que teniendo en cuenta la fecha de publicación, escribió usted después del artículo sobre la Electrohipersensibilidad (EHS) y la "inocuidad" del 5G. Si la asertividad, es decir el valor para negarse a hacer algo que no se quiere hacer, o no se siente uno capaz de hacer, nos hace mejores y más dignos, permí­tame expresarle mi perplejidad con esta pregunta: ¿qué le impidió a usted decir no a este lamentable encargo, me refiero al artículo publicado el 23 de marzo, que le obligaba a ponerse por montera principios del código ético periodítico poniéndose usted misma en cuestión y no solo como periodista. Me refiero al respeto por la verdad, el derecho a defenderla, a investigar con rigor para llegar a ella y el derecho que tiene la sociedad a ser informada con veracidad, sobre todo, cuando se trata de temas tan importantes como la salud pública. El tema iba de eso Sra. S. Nadal por eso es tan lamentable que la asertividad no le haya servido a usted para negarse a colaborar con quienes pretenden manipular la información utilizando a periodistas a quienes, da la impresión, les ponen sobre la mesa del despacho las fuentes a las que deben recurrir para fundamentar lo que van a tener que afirmar en el artículo.

Yendo en contra de estos principios, aceptó y asumió usted las tesis del Sr. Vargas con auténtica fe, sin saber, (le hago un favor si creo que fue así­) quién es, y a quien representa. Lo mismo le sucedió con CCARS y el Informe que presentó sobre "Radiofrecuencias y salud" (2013-2016) que yo dirí­a no se ha molestado en leer y si lo ha hecho, no lo ha contrastado con otras fuentes, algo inadmisible en un periodista, sobre todo cuando usted sin pensárselo dos veces hace suyas las tesis del informe, como por ejemplo que la electrohipersensibilidad es un problema de salud mental, algo que lógicamente se niegan a aceptar las personas afectadas, aprox. según el CESE entre el 3% y 5% de la población europea, porcentaje extrapolable a España, la mayorí­a sin diagnosticar, la minorí­a con diagnóstico formando parte del 1.500.000 de afectados por el Sí­ndrome de Sensibilidad Central que hay en España (dato del INNS) y por propia coherencia las 300.000 personas afectadas en Suecia (cifra facilitada por el gobierno de Suecia en 2011) donde está reconocida la EHS, desde 1998, como Discapacidad Funcional, amparada por la Ley de Discapacidad con derecho para los afectados a diagnóstico, tratamiento y adecuación del entorno laboral. Padecer la EHS en Suecia puede ser causa de baja laboral.

¿Se atreverí­a usted a afirmar con tanta rotundidad como hace en su artículo que todos los gobiernos suecos desde 1998 que financian los costes que supone la atención de los pacientes con EHS, todos los equipos médicos que tratan a estas personas tienen también un problema de salud mental, o que esos casi dos millones de personas (suma de afectados entre España y Suecia) sufren, todos sin excepción, una afección psicológica y que están somatizando? ¿Sabe usted cuántos afectados declaró en 2015 el CESE (Comité Europeo Económico y Social) que habí­a en Europa? La respuesta, tome nota: entre 22 y 37 millones de personas. Para tener una idea de por qué en la votación que se llevó acabo, no se pudo conseguir a pesar de este dato el reconocimiento de la EHS en Europa, le recomiendo la lectura de esta carta. http://www.avaate.org/spip.php?article2588

Dice usted, apenas empezar su artículo, que el "grueso de la investigación cientí­fica llevada a cabo hasta la fecha defiende que la EHS no está provocada por las radiofrecuencias). Con el "grueso de la investigación" , imagino, que se refiere usted a la mayorí­a de las publicaciones cientí­ficas hasta el dí­a de hoy. No sé dónde habrá obtenido usted este dato, supongo que en el mismo "sobre" que todo lo demás, pero es totalmente falso. Si hubiera contrastado un poquito las fuentes antes de decidir publicar su artículo, a poco acostumbrada que esté usted a investigar, seguro que no le hubiera sido difí­cil haber dado con numerosos cientí­ficos independientes de diversas especialidades que han publicado el fruto de sus trabajos
 cientos de estudios cientí­ficos- donde se muestra la evidencia de que la EHS existe, que no es una enfermedad psicológica y que los sí­ntomas son reales y no una forma de expresión de una perturbación mental. El Dr. Dominique Belpomme, expresidente de la Comunidad Cientí­fica Internacional en 2009, investigador desde hace décadas de esta afectación ha publicado un estudio que usted y sus lectores deberí­an conocer. El abstract tiene como tí­tulo: "Electrohypersensitivity as a Newly Identified and Characterized Neurologic Pathological Disorder: How to Diagnose, Treat, and Prevent It" .
El enlace al abstract: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/32168876

Con respecto al experto que usted nombra D. Francisco Vargas, hubiera sido importante saber que es conocido por su vinculación directa con las compañí­as de telecomunicación desde hace 15 años, exactamente desde 2005. Es director cientí­fico de CCARS (más abajo le doy la información sobre este Comité) y uno de sus más importantes portavoces. Cierto que es médico, pero no ejerce, y hasta serí­a posible que no haya ejercido nunca. Sin embargo, el tí­tulo de médico le da autoridad para hablar de salud y de electrohipersensibilidad, aunque confesado por él mismo, NUNCA ha tenido como paciente a personas con EHS. Realmente no tiene trabajos publicados en el campo de los efectos de los CEM en la salud. Y aunque ha escrito algunos artículos divulgativos, en ellos se habla sobre el trabajo realizado por otros investigadores.
Durante décadas ha sido un peón importante al que se colocaba siempre en las "casillas" más estratégicas y en los momentos más cruciales, incluidos ministerios del gobierno de la nación, con el objetivo de defender los intereses de las telecomunicaciones. Esto es Vox Populi, Sra. S. Nadal. Carlos Álvarez Berlana, periodista, en su artículo "El negocio de la telefonía móvil. Una crónica histórica desde el punto de vista de la salud" , dice: "La cercanía entre las multinacionales de la telefonía móvil y las administraciones públicas ha favorecido la aprobación de reglamentaciones que permitiesen el despliegue de las redes inalámbricas sin pruebas sobres sus riesgos sanitarios y bajo unos criterios establecidos desde la propia industria" . Art. completo aquí­: http://www.avaate.org/spip.php?article2747

El Sr. Vargas niega con vehemencia la existencia de la electrohipersensibilidad y ha logrado mediante auténticas campañas de desprestigio que estos pacientes sean considerados socialmente enfermos mentales a quienes aconseja el tratamiento psiquiátrico, fármacos incluidos. Esto a pesar de que datos recientes apuntan a que pueda existir un peligro fuerte sobre el riesgo de una reacción severa adversa en pacientes con el metabolismo afectado. (De Luca, C. 2011) Y lo mantiene públicamente pese a la enorme cantidad de estudios con evidencias que muestran que la EHS es una afectación que como la Hipersensibilidad Quí­mica Múltiple (SQM) reconocida en España desde 2014, han sido catalogadas por especialistas médicos como afectaciones de la salud producida por un agente fíico en el caso de la EHS: las RADIOFRECUENCIAS que emite la tecnologí­a inalámbrica, o los QUÍMICOS en el caso de la SQM, pacientes que ya tienen derecho a diagnóstico y tratamiento pero que tienen que lidiar con médicos, entre los cuales un número muy importante no sabe ni que esa enfermedad existe. Ver: Declaración Cientí­fica de Bruselas sobre Electrohipersensibilidad y Sensibilidad Quí­mica Múltiple, 2015. Publicado en www.peccem.org

Con respecto a CCARS (Comité Asesor en Radiofrecuencias y Salud), creado en 2005 sustituyó al Comité de Expertos en Radiaciones No Ionizantes (RNI) que Francisco Vargas, habí­a creado en 1999. Sus integrantes son mayoritariamente ingenieros de telecomunicaciones, excepto dos fíicos, un radiólogo, y un único médico, Francisco Vargas del que usted ya conoce un poco su trayectoria. El Sr. Vargas es el director cientí­fico de CCARS, cuya gestión fue asumida en 2016 por el Colegio de Ingenieros de Telecomunicaciones (COIT), al parecer, fuertemente financiado por las operadoras. El cometido del COIT es básicamente el desarrollo de las infraestructuras que tienen que ver con la tecnologí­a inalámbrica. La salud no es obviamente un tema para este Colegio, tampoco para sus órganos, muy involucrado en la actualidad con el tema del 5G, ha creado un Grupo de Trabajo Smart City con especial dedicación a las ciudades inteligentes, compuesto por un conjunto de profesionales comprometidos con el "bienestar social" de la comunidad. Un gigantesco negocio con posibilidades increí­bles además de controlar individualmente a la población que nadie se quiere perder. Es la razón por la que la salud es la gran perdedora. Siempre lo ha sido para estas empresas sin escrúpulos.

En relación al informe que presentó CCARS sobre "Radiofrecuencias y salud" (2013-2016) y que usted utiliza para fundamentar la inexistencia de riesgos de implementar el 5G y por deducción que la electrohipersensibilidad no es más que un problema de salud mental, una fobia, como se la considera en el Informe de CCARS, le recomiendo lea la denuncia completa sobre graves omisiones y manipulaciones en dicho informe: http://www.avaate.org/spip.php?article2739psicológica

Un avance: Una de las irregularidades que se cometen, según la denuncia, se encuentra en el capí­tulo redactado por el Sr. Vargas sobre ELECTROHIPERSENSIBILIDAD. En él se omiten numerosas evidencias recogidas en artículos revisados por pares en las que se van describiendo algunas bases biológicas y genéticas de este trastorno utilizando pruebas objetivas que hallan biomarcadores. La mayorí­a de estos artículos cumplí­an con los criterios de búsqueda enunciados en la metodologí­a del Informe de CCARS, sin embargo, son omitidos sistemáticamente. Al revisar el informe sobre radiofrecuencias y salud 2013- 2016, se observan, dice la denuncia, graves defectos de método, de forma y de fondo que ponen en entredicho la objetividad, rigor e imparcialidad del informe. El Sr. Vargas insiste reiteradamente en el "origen psicogénico" debido a "condiciones psiquiátricas preexistentes" de esta enfermedad que se previene con "intervenciones psicológicas, "terapia" , e incluso recoge un estudio realizado por James Rubí­n, en el que se afirma que "se deberí­a dirigir la atención hacia los sentimientos de inferioridad y malestar en las relaciones que las personas afectadas tienen con los demás, o la rabia, hostilidad y resentimiento que estas personas expresan hacia otras personas ( pág. 106 del informe del CCARS).

Con respecto al ICNIRP. Se trata de un organismo privado en el que se apoya la OMS, pero que no fue creado por ella. Está fuertemente financiado por las operadoras. El primer presidente de esta Comisión fue Michael Repacholi, alto funcionario de la OMS hasta 2005 en que fue expulsado de esta organización mundial tras probarse la denuncia de que trabajaba al mismo tiempo para la OMS y para cuatro de las grandes operadoras de telefonía móvil de las que recibí­a 150.000 de las antiguas pesetas y dietas para viajes con su equipo por todo el mundo para llevar el mensaje de que los campos electromagnéticos eran inocuos, también para niños y embarazadas. A esto añadir que el Sr. Repacholi antes de ser captado por las operadoras, tenía estudios propios publicados que mostraban cómo aumentaban claramente los cánceres en ratones expuestos a CEM. Sigue siendo su presidente de honor y sigue trabajando para esas operadoras en New York.

Con respecto al borrador lanzado el 11-7-2018 por el ICNIRP para limitar la exposición a CEM, un breve apunte: ha sido considerado defectuoso por numerosos cientí­ficos, algunos del prestigio de Prf. Martin Pall o Lennart Hardell. Una de las crí­ticas tiene que ver con que no se haya incluido en el mismo la clasificación IARC de 2011 de exposición a RF en la categorí­a tipo 2B, es decir, posiblemente carcinogénica para los humanos, a pesar de que uno de los miembros del ICNIRP fue miembro del grupo de expertos de IARC. Tampoco se tuvieron en cuenta los resultados del estudio NTP (EE.UU) financiado con 25 millones de dólares.
Otra crí­tica muy fundamentada es que los lí­mites de exposición de ICNIRP dependen de una hipótesis no comprobada de que "solo el calor de las radiofrecuencias (efectos térmicos) puede causar riesgos para la salud". Esta hipótesis ha sido claramente rechazada en una gran cantidad de estudios cientí­ficos. Por otra parte, a estas alturas está claro que juega un papel importante en cuanto a la valoración de los CEM como inocuos o dañinos el hecho de que muchos de los cientí­ficos de los comités de ICNIRP y SCENIHR están conectados con la industria de la telecomunicaciones con conflicto de interés evidentes. Esto ha sido denunciado numerosas veces por voces autorizadas desde diversos paíes. Lo cual podrí­a explicar por qué el ICNIRP no reconoce los efectos en la salud causados por la radiación de RF y tampoco tiene peso en esta Comisión el que haya sido refutado por varios cientí­ficos. Ver: http://www.avaate.org/spip.php?article2828
Con respecto por último a la inocuidad que usted le presupone al 5G, sepa que su despliegue ha generado una mayor conciencia y preocupación entre cientí­ficos y médicos de numerosos paíes. Antes del Corona Virus, las noticias de que ciudades y paíes estaban rechazando el despliegue del 5G por razones de salud, aparecí­an cada vez más a menudo en la prensa. Así­ supimos que Bruselas habí­a rechazado el despliegue del 5G para proteger a sus ciudadanos, Eslovenia y Suiza se sumabann a las dudas sobre la seguridad de la 5G y también frenaban el despliegue y Florecia, una de las últimas en sumarse aplicando el principio de precaución, así­ como varias ciudades en EE. UU.: http://www.avaate.org/spip.php?article2810

Por otra parte 252 cientí­ficos de 43 paíes redactaron un manifiesto que empezaron firmando 180 cientí­ficos, en el que advierten sobre posibles efectos graves en la salud en aquellos paíes donde se despliegue el 5G, un despliegue que al ser planetario afectará a la salud de la población mundial. Los cientí­ficos solicitaron en base a esto una moratoria ante la ONU y la OMS en el despliegue de la quinta generación hasta que los riesgos potenciales para la salud humana y el medio ambiente (5G será, una vez desplegado el responsable del 14% e emisión de CO2 al aire) hayan sido completamente investigados por cientí­ficos independientes de la industria. http://www.peccem.org/Internacional.html

Los estudios publicados sobre las emisiones de 5G y sus efectos en la salud dejan claro que son una amenaza seria para la población especialmente los niños, embarazadas, enfermos crónicos y personas con electrohipersensibilidad: Martin Pall pone en duda seriamente que las personas con electrohipersensibilidad puedan sobrevivir al despliegue del 5G.
Aunque desde voces cercanas a la industria se asegura que los niveles de contaminación no aumentarán significativamente con el 5G, está claro que lógicamente habrá un aumento de la exposición de fondo de RFA y que demás, es probable que 5G induzca efectos térmicos significativos además de los no térmicos (biológicos), nuevamente debido a su frecuencia significativamente mayor. Ver trabajo publicado por eminentes toxicólogos: http://www.avaate.org/spip.php?article2852

Numerosas publicaciones cientí­ficas recientes han demostrado que los CEM afectan a los organismos vivos a niveles muy por debajo de la mayorí­a de las directrices internacionales y nacionales. Los efectos incluyen un mayor riesgo de cáncer, estrés celular, aumento de radicales libres dañinos, daños genéticos, cambios estructurales y funcionales del sistema reproductivo, déficit de aprendizaje y memoria, trastornos neurológicos e impactos negativos sobre el bienestar general en humanos. El daño va mucho más allá de la raza humana, ya que hay una creciente evidencia de efectos nocivos tanto a las plantas como a los animales. El Manifiesto de los cientí­ficos y médicos contiene una cantidad ingente de bibliografí­a sobre estudios con evidencias publicados, incluidos el NTP y el Ramazzini. Le dejo un enlace al Llamamiento Internacional para detener la implantación de la red 5G en la Tierra y en el espacio: http://www.avaate.org/spip.php?article2790

No querí­a terminar mi comentario sin darle un consejo: preste atención cuando quiera publicar sobre cualquier tema, al principio que le impone el deber de proteger el derecho de los ciudadanos a estar informados y respetar al mismo tiempo el derecho a su propia imagen e intimidad de las personas aludidas: está claro que usted con sus afirmaciones ha vejado y precarizado la imagen de los pacientes de EHS, haciéndolos más vulnerables socialmente, y expuestos a la burla. Tenía usted la obligación moral y profesional de haber tenido en cuenta la posibilidad de hacer mucho daño a este grupo, ya muy numeroso, en el que, sobre todo hay mujeres (el 85%) y que merece todo el respeto por su parte. La próxima vez que usted piense en publicar un artículo sobre un tema tan sensible, hágase un favor, documéntese antes de escribir.

Asunción Laso

Licenciada en Filosofí­a y ciencias de la Educación (Univ Salamanca)
Licenciada en Romanistik y Latinoamerikanistik (Univ. Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt)
Dedicada a la investigación de los efectos de las radiofrecuencias
en la salud humana y el medioambiente desde hace 15 años.
Master en Prevención de Riesgos Laborales (Higiene industrial)
Master en Derechos Humanos de la Comunidad Europea (Univ, Salamanca)

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