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La Nueva Espańa, 11/2/07: El doctor Portolés explicó que los síntomas de este «trastorno electomagnético» son la fatiga, estrés, irritabilidad, cefaleas, náuseas, insomnio, disminución sensorial, pérdida de reflejos y de memoria, vértigos, ruidos y zumbidos en los oídos.

«El síndrome de las microondas», nueva dolencia de los vecinos por las antenas

Domingo 11 de febrero de 2007 · 5582 lecturas

La Nueva Espańa, 11/2/07

GIJÓN

«El síndrome de las microondas», nueva dolencia de los vecinos por las antenas

Público asistente a las jornadas sobre contaminación electromagnética.

Espańa permite estas instalaciones a 5 metros de las casas, Australia a 500

A. FERNÁNDEZ

La biomedicina habla desde hace unos ańos de una nueva dolencia que se da especialmente entre las personas que viven alrededor de una antena de telefonía: la enfermedad de las radiofrecuencias o síndrome de las microondas. El doctor Portolés explicó que los síntomas de este «trastorno electomagnético» son la fatiga, estrés, irritabilidad, cefaleas, náuseas, insomnio, disminución sensorial, pérdida de reflejos y de memoria, vértigos, ruidos y zumbidos en los oídos.
Los investigadores en biomedicina defienden que estos trastornos de deben a que las radiofrecuencias inciden en tres partes del cerebro: la glándula pineal, que reduce la secreción de la melatonina; los receptores cerebrales, lo que provoca la depresión y la falta de memoria, y los iones celulares, cuya desorganización pondría en peligro la comunicación celular, base de la vida.
Las mismas investigaciones seńalan que los problemas aumentan cuanto más cerca estén las viviendas de las antenas, pero no hay una legislación única. Así, la Unión Europea propone una distancia mínima de seguridad de 58 metros; en Toronto (Canadá) son 200; Namur (Bélgica) fijó 300, y Australia 500 metros. En Espańa son 5 metros y la Generalitat catalana propone aumentarla a 10. «Esto es claramente insuficiente para garantizar la salud pública», afirmó Carlos Requejo, domoterapeuta y especialista en geobiología y calidad del hábitat.
Todos coinciden en que el problema de la telefonía es político y económico, pues las operadoras invirtieron enormes cantidades de dinero en las antenas. «Cuando recuperen la inversión colocarán sobre el asfalto antenas miniaturizadas y camufladas en el mobiliario y desaparecerá el problema social, puesto que no se verán, pero no bajará el nivel de radiación», apostilló Portolés.

Los vecinos no se resignan y han presentado contenciosos contra este tipo de instalaciones. La primera sentencia a su favor data de octubre de 2005, cuando el Tribunal Supremo ratificó una sentencia de la Audiencia Provincial de Murcia de 2001 que condenó a Iberdrola por contaminar con ondas electromagnéticas una vivienda murciana.

Los expertos aconsejan cuidar las instalaciones eléctricas de las viviendas para evitar en lo posible los efectos nocivos de los campos electromagnéticos. Entre otras cosas, proponen instalaciones monofásicas con cable de tierra, un cuadro eléctrico con el envolvente y el chasis metálicos, colocar enchufes independientes para cada uno de los electrodomésticos, hacer circuitos eléctricos independientes en las habitaciones con un desconector automático en cada una, y llevar las canalizaciones de modo que no pasen detrás de las zonas de descanso, como los cabeceros de las camas y los sofás. Asimismo aconsejan utilizar en la construcción materiales que no tengan PVC ni materiales halógenos.