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Nuevo artículo del Doctor Claudio Gómez-Perretta, Miembro de la Sociedad Europea de Bioelectromagnetismo

Tumores cerebrales y uso del móvil: Ultimas noticias

Martes 8 de agosto de 2006 · 2815 lecturas

Tumores cerebrales y uso del móvil: Ultimas noticias

Claudio Gómez-Perretta

Miembro de la Sociedad Europea de Bioelectromagnetismo

E-mail: gomez_cla@gva.es

Quizás este no sea el lugar más apropiado. Un artículo en un periódico, tan denostados casi siempre por aquello del bajo rigor por la inmediatez de la noticia, amén de otras consideraciones. Además, querido lector está usted de vacaciones, probablemente muy merecidas y agradecidas y quiere leer cualquier cosa que le distraiga e incluso le ayude a aguantar al ajetreo veraniego, los suegros y los pequeńos revoloteando, por ejemplo.
Además, se pasa minutos abundantes colgado al aparatito, quizás tanto como durante el resto del ańo, porque en su segunda vivienda no dispone del convencional teléfono; y quizás porque entre cerveza y cerveza necesita parlotear con algún amigote en forma del obsoleto Rodríguez.
Pero hoy, pensando también en usted he tomado la decisión de escribir este pequeńo bosquejo que resume todo lo fidedignamente posible el estado actual que nos preocupa. Aumenta la posibilidad de cáncer, en este caso de cerebro el uso del teléfono móvil ¿? Dos estudios recientes, uno sueco y el otro alemán (“interphone study group”) contraponían sus resultados a corto plazo (menos de 5 ańos de uso) pero no a largo (más de 10 ańos). Para los primeros, hablar con el móvil asiduamente durante 10 ańos incrementaba el riesgo de astrocitoma (tumor cerebral maligno) 4,5 veces, mientras que para el segundo era 2,2 veces superior. Y, como debe de ocurrir en estos casos alguien debe de realizar un estudio comparado de ambos trabajos y tratar de encontrar una posible explicación sobre tal disparidad. Uno hubiera deseado que dicho arbitro se hubiera decantado por el segundo estudio, más confortable y esperanzador, pero no ha sido así sino al revés. Lloyd Morgan, que así se llama nuestro experto ha enfatizado los resultados de los suecos explicando pormenorizadamente en el último número de la revista “American Journal of Epidemiology” el porqué dicho estudio es más fiable y por lo tanto sus resultados contienen más peso de evidencia. Un bajo listón sobre el que considerar a un sujeto como usuario del móvil (apto como tal si recibe o envía una sola llamada por semana durante seis meses) y una alta autoeliminación de controles (gente más reservada y presumiblemente menos utilizadores del celular que los que aceptan participar) con respecto a los afectos del tumor, son los argumentos que utiliza Morgan para pormenorizar los resultados alemanes frente a los suecos. Además, de esclarecer como los resultados de los trabajos financiados por la industria, como ha ocurrido en el “Interphone Study” se correlacionan más habitualmente con conclusiones de inocuidad. Y es que esto también ha habido quien lo ha estudiado estadísticamente ¡
Entonces, Hardell que así se llama el investigador sueco, conocido por describir un incremento de neurinomas del nervio acústico (tumores cerebrales benignos pero que se localizan sobre el nervio que transporta los sonidos al cerebro) en el oído utilizado para hablar con el móvil con respecto al nunca o infrecuentemente utilizado, se lleva desgraciadamente el gato al agua. Así, hablar por el móvil al menos con el auricular pegado a la oreja supone un riesgo evidente de incidencia de astrocitoma mucho mayor que sino lo usamos o lo hacemos con manos libres, por ejemplo. Y esto sucede con los de segunda generación, los habituales desde hace una década y que dejarán paso en breve a los de tercera o UMTS, de los que no disponemos de información sobre sus efectos biomédicos en humanos salvo un pequeńo número de estudios en voluntarios y nada alentadores por cierto.
Ahora a esperar que reaccione la Organización Mundial de la Salud, cosa que no ocurrirá salvo para emitir otro comunicado, y ya van unos cuantos de que el uso del móvil con los actuales estandares es seguro, seguro para ellos pero no para la mayoría de expertos como puede leerse habitualmente en estudios independientes.
Y por eso así se lo contamos, sin desearle ningún corte de digestión ni empacho cervecero y solo mucha benevolencia con quien subscribe y si es posible mejor disposición de reflexionar en el “silencio” de las chicharras estivales.