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Entrevista a Kurt Straif, que ha dirigido el programa de monográficos de IARC, la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer que forma parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

Viernes 11 de octubre de 2019 · 31880 lecturas

Durante más de 15 años, el médico y epidemiólogo Kurt Straif (Stuttgart, Alemania, 1956) ha dirigido el programa de monográficos de IARC, la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer que forma parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este órgano intergubernamental es el responsable de evaluar el potencial cancerígeno de las sustancias o comportamientos (“agentes”, en lenguaje de la IARC) sospechosos de causar la enfermedad. Sus grupos de trabajo, compuestos por equipos internacionales de expertos, revisan la solidez de las evidencias pero no valoran en qué dosis podrían ser peligrosos los agentes considerados, ni emiten recomendaciones explícitas.

A continuación se transcribe un extracto de la entrevista realizada a Kurt Straif, publicada en El País el 10 de octubre de 2019: https://elpais.com/elpais/2019/10/07/ciencia/1570441556_156698.html

P. ¿Usted está de acuerdo con aplicar el principio de precaución para prohibir sustancias cuyo potencial cancerígeno no está demostrado, es decir, agentes de los grupos 2A y 2B?

R. Sí, está justificado en algunos casos. Esto es mi opinión personal como un científico experimentado en esta disciplina: cuando tienes la evidencia, el siguiente paso para mejorar la salud pública depende del grado de exposición [que la población tiene a ese agente potencialmente cancerígeno] y las opciones de minimización de riesgo.

P. ¿Es factible aplicar el principio de precaución cuando la exposición es muy amplia, como en el caso de las ondas de radio (posible carcinógeno, grupo 2B) que emiten los móviles y el WiFi?

R. Hay acciones que pueden empezar con el individuo. Si eres un individuo preocupado, puedes tomar medidas para reducir tu exposición por el teléfono móvil, por ejemplo utilizando un micrófono y auriculares en lugar de sostener el móvil junto a la cabeza. Además se implementan regulaciones para limitar la potencia del campo en estos dispositivos. A escala más grande, es una valoración muy compleja… ya existe motivo para preocuparse, pero los teléfonos móviles son muy útiles.

Hay dos nuevos bioensayos en ratones (del Programa Nacional de Toxicología en EE UU y del Instituto Ramazzini en Italia) que muestran un aumento en el riesgo de tumor schwannoma del corazón por exposición a estos campos de radiofrecuencia. Este tumor tiene una histología muy parecida a los neurinomas acústicos (tumores benignos del nervio auditivo) identificados por el estudio Interphone en humanos. También hay nuevos estudios epidemiológicos en preparación, pero todavía no se han publicado los resultados. Con estas dos nuevas vías de investigación, será necesario revisar el monográfico de los campos de radiofrecuencia (actualizado por última vez en 2013): la evidencia [del potencial cancerígeno de las ondas de radio] por el lado epidemiológico podría subir o bajar, por el lado de los bioensayos es más probable que suba.

P. ¿La evaluación requiere conocimiento del mecanismo causal? Según la ciencia actual, las ondas de radiofrecuencia son una forma de radiación no-ionizante; no hay forma conocida para que produzcan mutaciones del ADN —y por tanto, cáncer—.

Si los estudios epidemiológicos proporcionan evidencia suficiente del riesgo, no hace falta conocer el mecanismo

R. Esto me parece una pregunta filosófica muy interesante. Ocurrió lo mismo con el vínculo entre fumar tabaco y desarrollar cáncer de pulmón: en la década de los cincuenta y principios de los sesenta había solo ideas acerca de cómo causaba cáncer el tabaco, pero no estaba bien establecido el mecanismo. Sin embargo, los estudios epidemiológicos eran clarísimos. Yo creo que si los estudios epidemiológicos proporcionan “evidencia suficiente” del riesgo, por utilizar la terminología de la IARC, no hace falta conocer el mecanismo [para establecer la categoría de riesgo]. Probablemente el mecanismo sea complejo; probablemente no sea un proceso aislado sino muchos procesos interconectados.